Hasta los años 80 la producción se limitaba a la variedad conocida como “piña criolla o nacional”, que en realidad era el nombre local de la variedad perolera. Posteriormente, la variedad que dominó el mercado nacional e internacional fue la Champaka, que fue cultivada por Terra-Sol durante casi  dos décadas.  En la década de los 90 la variedad MD-2 se convirtió en la favorita del mercado y se fue posicionando en los mercados internacionales. A fines de los 90, Terra-Sol fue ya el primer productor de esta variedad en el Ecuador, reconocida por su especial dulzura y fragancia, marcando nuevamente la tendencia en la producción de piña.

Hoy, Terra-Sol sigue produciendo piña con los mismos lineamientos de calidad,  convirtiéndola en lo que muchos consideran “la mejor piña del mundo”.